Una vez descartado la maratón de Barcelona, por culpa de una inoportuna dolencia, vuelvo a ver la luz al final del túnel, ya que parece que dicha dolecia va a menos. Quiero ser prudente y no tirar las campanas al vuelo en el sentido de una recuperación total, pero si el cuerpo me ha permitido en esta semana de transición realizar 86 kms, pues, buena señal es.
Evidentemente esa buena señal (repito, solo señal, nada seguro) me ha levantado mucho el ánimo y las ganas de seguir entrenando para alcanzar nuevas metas y objetivos, que, junto con mi entrador Litos, hemos planteado, hemos planificado, y si todo va viento en popa, realizaremos a corto plazo.
Hemos decidido hacer un punto y aparte en la maratón, no olvidarnos de ella, simplemente aplazarla momentáneamente, ya que las que se veían en el horizonte eran poco menos que inviables. Me apetece preparar y hacer la prueba por excelencia del fondo, y más ahora que me he quedado con la miel en los labios. Y me apetece hacerle con garantías de éxito, y, eso empieza por realizar una preparación concienzuda, con tiempo, escogiendo una maratón consolidada, cercana y llana, y asaltar así el, yo creo, alcanzable objetivo de las 2h35m.
Pero antes de eso afrontaré nuevos e interesantes retos, como son el de la media maratón y el novedoso objetivo de preparar una competición de pista, algo novedoso y al que jamás me he enfrentado.
Espero y deseo que todo siga como hasta ahora, que me acompañe la fortuna y esa pizca de suerte que se necesita para que todo el conjunto que compone mi día a día no se tuerza y siga por sus cauces rectos y normales. ¡¡¡¡QUE ASÍ SEA!!!